jueves, 14 de agosto de 2008

Sexy moños


Mi padre decía que aquello era una expropiación, pero yo sabia que se trataba de un robo. Ni siquiera sabía que significaba la palabra expropiación. Por un momento pensé ¿por qué no? ¿Por qué no es posible que las cosas sean así de fáciles? Sexy moños, sexy moños, Rebeca; sexy moños, sexy moños, Rebeca. Hacia por lo menos una semana que esa canción ocupaba la mitad de mis pensamientos. Y por otro lado siempre me avergonzaron los zapatos de mi padre, parecían dos pedazos de cartón, si por lo menos los hubiera boleado un par de veces. No es tan fácil, me decía, no esta fácil entrar en un supermercado y cambiar de zapatos, así como así, sin pagar. Estaba dividida. La sonrisa de mi padre, franca y amarillenta; el olor a tabaco de mi padre; el olor a sudor de mi padre; la virilidad de mi padre. Su mano en mi hombro, los dedos gordos y manchados de nicotina. Nada que ese hombre pudiera hacer era realmente malo.

El error del milenio
Daniel Espartaco
México, 2006
UDG. Pág. 19

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