lunes, 6 de julio de 2020

El dolor y las olas


“Verás que el dolor viene como en olas. Cuando un barco naufraga, te estás ahogando, ves destrucción a tu alrededor. Todo lo que flota cerca de ti te recuerda la grandeza y belleza del barco que ya no está. Y todo lo que puedes hacer es flotar. Encuentras un pedazo de lo destruido y te aferras por un rato. Tal vez es algo físico, tal vez un recuerdo o una fotografía, tal vez es otra persona que también está flotando. Por un tiempo todo lo que puedes hacer es flotar, permanecer vivo.

Al principio las olas son de 30 metros de alto y rompen sobre ti sin piedad. Las olas vienen cada 10 segundos y no te dan tiempo de volver a tomar aire. Todo lo que puedes hacer es aferrarte y flotar. Después de un tiempo, que pueden ser semanas o meses, te das cuenta que las olas siguen siendo de 30 metros pero vienen mas espaciadas.

Cuando llegan, igual rompen sobre ti y te cubren, pero entre una y otra puedes respirar, puedes funcionar. Nunca sabes que es lo que va a hacer que el dolor se dispare; puede ser una canción, una foto, un cruce de calles, el aroma de una taza de café, puede ser cualquier cosa…. Y las olas siguen llegando. Pero entre una y otra hay vida. 

En algún punto, y para cada uno es diferente, verás que las olas ya tienen 25 metros de alto, o 15. Y si bien siguen llegando lo hacen más separadas unas de otras. Ya las ves venir. Un aniversario, cumpleaños, las fiestas, o una llegada al aeropuerto. Tú lo sientes llegar y, en general, puedes prepararte. Y cuando te cubre, sabes que de alguna manera vas a llegar, otra vez, del otro lado de la ola. Empapado, hecho trizas, pero aún aferrado a ese pequeño trozo del naufragio saldrás adelante. Toma este consejo de una persona mayor.

Las olas nunca dejarán de llegar y de alguna manera tú ya no las quieres, pero aprenderás que las sobrevivirás. Y vendrán más olas, y las sobrevivirás también. Y si tienes suerte tendrás muchas cicatrices de muchos afectos. Y muchos naufragios. Querrá decir que tuviste amor profundo y alegrías, memorias y recuerdos. Que tu como ello has vivido y a pesar de dolor, puedes sanar y seguir viviendo y seguir amando, porque las cicatrices son un testimonio de la vida.”

Tomado del libro "Cuando el amor es más fuerte que la muerte" de Ana Gladys Vargas y Marcelo Rittner. 





viernes, 26 de julio de 2019

País de nubes



Adiós país de nubes
de hombres y niños dedicados
y mujeres poderosas,
de fértiles tierras
y paisajes luminosos.

Pequeñas de trenzas oscuras
y lagrimas de luz,
niñas que en la Normal
sufren por no ver a mamá
y a veces también
porque las chinches traspasan su piel.

Niñas que en la prepa
cargan por igual libros, sueños
y hasta un pequeño ser.

Mujeres que son nubes
que sueñan y cantan
y en un poema todo entregan
que un día llegaron y hoy dicen adiós.

Mujeres que son paz
que regalan su palabra
mientras la vida pasa, lenta
bajo las nubes del sol.






viernes, 10 de mayo de 2019

Bendita seas



Este es el primer poema que escribí en forma. Quizá no sea ni remotamente perfecto, ni en contenido ni en estructura, ni se acerque a lo que es la poesía. Pero, aunque parezca pretexto, tenía solo 12 años y eran mis primeras letras. Aun así, ganó un premio en un concurso de poesía a la madre en la legendaria estación de radio XEW de la Ciudad de México, y luego un diploma de honor en otro concurso que hicieron en Camargo, hace ya algunos ayeres. Como es 10 de mayo y me la encontré en un sobre del que ya ni me acordaba, aquí está mi primer poema a uno de mis grandes amores.

Bendita seas

Bendita seas, madre
por haberme dado la vida
por cuidarme desde niña
por darme amor y ternura.

Bendita seas siempre
por enseñarme a vivir
por haberle dado a mi vida
una razón de ser, un sentido.

Cuando estoy contigo
soy feliz, soy dichosa
sin ti, me siento
como una flor en el desierto
sola, desprotegida, sin aliento.

No sé qué sería de mí, sin ti
sería una eterna oscuridad
sería una lucha constante
contra la infelicidad.

Nunca te vayas de mí
quédate siempre conmigo
o llévame a donde tú vayas.

martes, 23 de abril de 2019

Así es Chihuahua


Son la seis
Chihuahua despierta tras una noche agitada
Está ya listo para continuar
entre su inquietud y su confianza
entre todo lo que aún le define.

Chihuahua es un elote en la calle o un desayuno en Sanborns
es la feria del hueso y un desfile en Fashion Mall
es un amanecer y un retén
la maquila, la Liber, sus risas y sus olvidados.

Es historia y promesas, es recuentos y porvenir
y entre esas ironías
Chihuahua ya no sabe a cariño sino a desconsuelo
ya no huele a sotol sino a desconcierto
y también huele a tristeza como una vieja canción.

Con todo, Chihuahua vive, y no sólo como eslogan
vive en su gente y su tesón, su resistencia y su virtud
porque a pesar de todo Chihuahua es una ilusión
que palpita en cada uno de sus rincones.

Chihuahua es sus festivales y también Expogan
es cualquier plaza, el parque de Sahuaros y Santa Eulalia
las Barrancas, el mirador de la Once y San Juditas
es el Palacio y Majalca, la Cruz de clavos y el panteón…

Es un arcoíris en Cuauhtémoc
y una noche de luna en Matachí
una canción de amor en Guachochi
y la grandeza de la Sierra Tarahumara. 

Es la sonrisa tímida de una niña rarámuri
la entrega de una madre soltera
la inocencia que aún perdura en su niñez
y el trabajo arduo, y contra todo, de hombres y mujeres.

Chihuahua es también demanda 
sus manifestaciones
sus gritos de justicia y rebeldía
su anhelo de recuperar la paz y la tranquilidad.

Pero ante todo, Chihuahua es esperanza
porque su gente no ha dejado nunca
de ser noble, valiente y leal.
Son las diez, Chihuahua duerme
que tengan buenas noches.


lunes, 7 de enero de 2019

Ten miedo de mí



agosto del 2008
Esa noche mientras la llevaba a su casa, tarareé una canción que mucho venía al caso, que me hubiera gustado cantarle a ella mientras la oía hablar de sus dilemas existenciales, y que desde entonces aun cuando no la viera no dejaba de cantar "…y quiero ver qué es lo que sientes con respecto a  mí, ¿qué me dirías si aquí te pongo un beso y aburrido de eso te pongo otros mil? A ver, a ver, vamos a ver y dime seriamente si lo que se siente en mí se siente en ti."

Cómo me hubiera gustado saberlo o por lo menos imaginar que así era, que yo le provocaba a ella algo también y tal vez aparecía en sus relatos que escribía al llegar a casa. Cuánto hubiera querido en cada viaje ponerle un beso y aburrido como iba darle otros mil, otros dos mil, otros muchos, tantos como ella quisiera... tantos más como ella me dejara, aunque parecía tan lejana con esa mirada cálida, con esa manera de trenzar los dedos para no dejar escapar sus manos que, yo imaginaba, querían tocarme con cualquier pretexto.

La siguiente noche ya no me detuve tanto, pero sólo le insinué que de ser posible le haría el amor ahí mismo, y entonces sí le canté: "Hoy que llevo en la boca el sabor a vencido, procura tener a la mano a un amigo que cuide tu frente y tu voz, y que cuide de ti, para ti y tus vestidos, y a tus pensamientos mantenlos atentos..."

No tendría tanta importancia de no ser porque ella se sintió la más miedosa del mundo: "La importancia de verte morderte los labios de preocupación, es hoy tan necesaria como verte siempre, como andar siguiéndote con la cabeza en la imaginación, porque sabes, y si no lo sabes no importa…”

Bien sabía lo que entonces estaba sintiendo y lo que de verdad quería, y que sólo ella me inspiraba cada vez que llegaba a laborar, y todavía más cuando su turno terminaba y entonces yo la llevaba a su casa y cada vez más en el corazón: “…yo sé lo que siento, yo sé lo que cortan después unos labios, esos labios rojos y afilados y estos puños que tiemblan de rabia cuando estás contenta y que tiemblan de muerte si alguien se te acercara a ti."

Y con ese miedo me confesó lo que debí haber sospechado, otro compañero de trabajo quería hacerla para él, quería llevársela y cantarle al oído, como a ella le gustaba, como me dijo esa noche: "Hoy procura que aquella ventana que mira a la calle en tu cuarto, se tenga cerrada, porque no vaya a ser yo el viento de la noche, y te mida y recorra la piel con mi aliento y hasta te acaricie y te deje dormir y me meta a tu pecho y me vuelva a salir y respires de mí…”                       

Qué ganas de volverme su respiración y quedarme dormido con ella, o tocarla con un poco de luz, o retrasar la llegada a su casa, extendiendo a más no poder el recorrido sólo para disfrutarla más, sólo para verla u oírla, o sentirla tan cerca: "O me vuelva una estrella y te estreche en mis rayos, y todo por no hacerme un poco de caso, ten miedo de mayo y ten miedo de mí."

Cómo hubiera querido tener el valor para decirle de frente, para lidiar con su decoro y soltarle de pronto la declaración: "Porque no vaya a ser que cansado de verte, me meta en tus brazos para poseerte y te arranque las ropas y te bese los pies y te llame mi diosa y no pueda mirarte de frente, y te diga llorando después: Por favor tenme miedo…” Pero no tuve valor y aún no sé ni por qué, si era tan fácil, ella lo hacía fácil transmitiendo esa paz, ese calor que sólo de ella creía capaz, no tuve el valor como si se tratara de un movimiento temerario y no de la conclusión lógica de un sentimiento que ya empezaba a salirse por las ventanas del automóvil, donde me quedé solo cantando.

Hubiera querido detenerlo en cualquier calle y preguntarle directo si lo que sentía era cierto, o si eran inventos de alguna parte de mi cuerpo, que rebelde provocaba en mi corazón latidos tan desaforados como altisonantes.

Y no quedarme con las ganas de estar con ella cuando al otro día renunció al trabajo y el mío perdió su interés porque ya no la llevaba a ella, ya no me importaba llegar temprano y tener limpio el auto para que ella se sintiera cómoda, para que la última frase de la canción no adquiriera esa fatalidad: “tiembla mucho de miedo, mujer, porque no puede ser..."

Chihuahua en video