sábado, 2 de febrero de 2008
Besos y cerezas
Besé tus labios donde guardas loca
el enigma sutil con que embelesas,
y gusté en el almíbar de tu boca
el sangriento dulzor de las cerezas.
Besé tus senos como dos pichones
vibrantes de emoción a mis ternezas,
y en el milagro de sus dos pezones
reventaron sangrientas dos cerezas.
Luego besé tu cuerpo inmaculado,
y en el ardor de lúbricas caricias
te rendiste confiada en mis promesas.
Y rodó febrilmente por el prado,
al desflorar tus púdicas primicias,
un reguero sangriento de cerezas...
Poemas de amor. Ant.
Aurelio Caballero Acosta
Editores Mexicanos Unidos, 2001
Pág. 14
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