Y venir a darse cuenta hasta ahora, ya cuando intentaba comulgar su historia solitaria con la posibilidad de un abrazo permanente, aun cuando él nada dijera. Ya cuando sentía ese temblor por dentro, que sólo hace sentir alguien de quien uno se está enamorando. Ya cuando, precisamente, pensaba en no volver a verlo, pero para no quedarse de nuevo sin él, para no sentirse miserable por no poder tenerlo, por saber que amarlo no era una buena idea.
Se lo había preguntado una vez y él lo negó, como si pudieran negarse las miradas, el amor o la calentura. Como si la duda pudiera ser eterna. Lo sabía ajeno, claro que sí, pero esperaba, por lo menos, ser la única "otra" y no formar parte de un harem o ¿qué chingados era aquello? Cómo explicárselo cuando la imagen de buen señor cariñoso y casi ¿enamorado?, no concordaba con aquella realidad que ahora le caía como balde de agua fría. "Somos muchas" le habían dicho, ¿cómo que muchas? ¿Cuántas? ¿En cuántas se dividió su soledad de hombre supuestamente "abandonado" en los deberes conyugales? ¿Cuántas veces dijo "linda", "me encantas", "te quiero mucho"? ¿Cuántas al mismo tiempo? Las que fueran, en nada cambiaba ya. Pero no dejaba de ser difícil venir a darse cuenta hasta ahora, de cuánto tiempo había jugado un papel doblemente equivocado.
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vaya, este tipo tiene que ser un sucio machista, de esos que aún piensa que las mujeres son objetos. Fuera los tipos como él!!
ResponderEliminaranónima que ha sufrido lo mismo
Ups acaso si habra de esos tipos jejejejejeje
ResponderEliminarclaro que los hay!! desgraciadamente, pero abundan!!
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