Esta vez, también hicimos el amor en Buenos Aires.
Con sencillez clásica la besé en la boca con ternura.
Dejé caer mis manos en la calle abierta de sus nalgas
y ella tembló, dispuesta al goce claro, diáfano de amor.
A la calle, a la calle, gritaba ella cuando nos besábamos.
A la calle, a la calle, le respondía yo, tratando de arrancar,
de sus tetas enamoradas, sonidos como de magnolias antiguas,
abriéndose, salvajes, de un día para otro, al universo.
A la calle, a la calle, se dejaba filtrar por la ventana
y eran miles y miles, haciendo con nosotros el amor
y su cara era la rosa de los vientos, el aljibe del tiempo.
Basado en mi costumbre de interrumpir el goce, para multiplicarlo,
detuve todo el cuerpo en mi sonrisa iluminada y en plena calle,
entregados totalmente, sumisos, a la Patria, hicimos el amor.
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Miguel Oscar Menassa
Muy padre poema. No conocía a este autor.
ResponderEliminarWooow....
ResponderEliminarAmo Buenos Aires....