jueves, 30 de diciembre de 2010
NOVEL
Sus escritos nunca fueron muy bien recibidos ni por sus amigos. Con flojera aguantaban cuando él les daba avances de sus novelas o relatos nuevos, nacidos al amparo de las copas o los recuerdos.
Lo sabía: nunca podría llegar a ser como sus autores favoritos. Por eso, le sorprendió sobremanera cuando desde Suecia le llamaron para decirle que tenía que asistir a una premiación en Estocolmo, porque se había ganado un premio por una novela que aún ni publicaba.
Esa noche no cabía en sí de felicidad, su cara brillaba aún más con los reflectores que cayeron sobre él, sólo para verificar si en verdad ese hombre era el ganador.
Preparado a medias, en el atril, frente a cientos de personas, pronunció un extenso discurso de agradecimiento donde incluyó hasta a su perro.
Después, lleno de orgullo, les contaba a sus amigos:
–Anoche soñé que me ganaba el Nobel...
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.Flora Isela Chacón
viernes, 5 de noviembre de 2010
Desperté
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Flora Isela Chacón
lunes, 5 de julio de 2010
Crónica: Entre las promesas y el abstencionismo
lunes, 17 de mayo de 2010
Encuentro
La descubrió bailando en medio de la pista y se le enredó en su cabellera rubia, antes de irse con ella al primer cuartucho en su camino. Le besó el cuello y la cara, bebió de sus labios con aroma a cerveza y se vio doble en sus ojos claros.
Le frotó una y varias veces la cara confusa, perdió la cordura en sus rígidos senos y se vomitó en la alfombra al levantarle la falda, compararse y descubrirse a sí mismo muy pobremente dotado para el amor.
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Flora Isela Chacón
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jueves, 22 de abril de 2010
Tú lo sabes
José Iván Olea
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jueves, 1 de abril de 2010
No sabes
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Flora Isela Chacón
martes, 23 de marzo de 2010
Dime dónde
jueves, 18 de marzo de 2010
Embotellamiento
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Perdida camino sin salida. Como en una botella que me ha atrapado sin ningún mensaje. Y tu recuerdo se proyecta por todos los rincones de esta ciudad, incluso en los lugares donde jamás estuviste. Mientras yo, en jirones, cruzo el semáforo en rojo.
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Flora Isela Chacón
Derechos reservados
miércoles, 10 de febrero de 2010
De nada sirve
Ayer vi una escena un tanto curiosa. Dos muchachos muy jóvenes caminaban tomados de la mano. Y aunque hasta ahora no había visto en pleno día y en plena calle a ninguna pareja de hombres demostrando su amor, y su valentía, de esa manera, eso no es lo curioso. Lo curioso, lo terrible en realidad, es que todas las personas a su paso se detenían admirados y en franca burla. Incluso unos albañiles hasta les gritaron “pinches jotos” mientras se morían de la risa.
Me quedó claro que de nada han de servir leyes, marchas, pronunciamientos, largas luchas por los derechos mínimos que todos tenemos, seamos mujeres u hombres e interactuemos con quién se nos dé la gana. De nada sirven si hay una sociedad hipócrita que les condena a priori, que les tacha y etiqueta en un prejuicio doloroso de tan ignorante. Una sociedad que no condena igual a los sicarios, a los pedófilos, a los delincuentes de cuello blanco, a tantos políticos y policías corruptos, y todo porque ya todos éstos cada día parecen más “normales”, y ver en la calle a dos jóvenes, por amor o rebeldía, enfrentarse al qué dirán, eso sí les parece bastante curioso y susceptible a las burlas.
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Flora Isela Chacón
viernes, 5 de febrero de 2010
Después del recital
Ya está, ya recité, ya pasó todo.
Ahora, seguramente, un amigo me abrazará,
con fuerza, con furia, con leve nostalgia,
abrazos que te dicen: todo está bien así.
Alguna mujer, abierta, envilecida por mis versos,
cruzando ese pasillo lateral, antes de irme,
se lanzará a mis brazos, con la mayor firmeza,
como una desorientada bomba contra mis ojos.
Después habrá esas copas de vino apasionado,
y miradas y palabras humedecidas por un llanto,
como una cosa de ternura fraternal para el poeta.
Vendrá luego la noche para mostrar mi soledad
Y no habrá verso que comprender me hiciera
¿por qué volé tan alto, enamorado, para caer tan solo?
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Miguel Oscar Menassa
jueves, 4 de febrero de 2010
Esta vez también hicimos el amor en Buenos Aires
Esta vez, también hicimos el amor en Buenos Aires.
Con sencillez clásica la besé en la boca con ternura.
Dejé caer mis manos en la calle abierta de sus nalgas
y ella tembló, dispuesta al goce claro, diáfano de amor.
A la calle, a la calle, gritaba ella cuando nos besábamos.
A la calle, a la calle, le respondía yo, tratando de arrancar,
de sus tetas enamoradas, sonidos como de magnolias antiguas,
abriéndose, salvajes, de un día para otro, al universo.
A la calle, a la calle, se dejaba filtrar por la ventana
y eran miles y miles, haciendo con nosotros el amor
y su cara era la rosa de los vientos, el aljibe del tiempo.
Basado en mi costumbre de interrumpir el goce, para multiplicarlo,
detuve todo el cuerpo en mi sonrisa iluminada y en plena calle,
entregados totalmente, sumisos, a la Patria, hicimos el amor.
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Miguel Oscar Menassa
miércoles, 3 de febrero de 2010
Dos patrias
Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.
¿O son una las dos? No bien retira
Su majestad el sol, con largos velos
Y un clavel en la mano, silenciosa
Cuba cual viuda triste me aparece.
¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento
Que en la mano le tiembla! Está vacío
Mi pecho, destrozado está y vacío
En donde estaba el corazón. Ya es hora
De empezar a morir. La noche es buena
Para decir adiós. La luz estorba
Y la palabra humana. El universo
Habla mejor que el hombre.
Cual bandera
Que invita a batallar, la llama roja
De la vela flamea. Las ventanas
Abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo
Las hojas del clavel, como una nube
Que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa...
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José Martí
martes, 2 de febrero de 2010
El maestro de kung fu
Un cuerpo viejo pero trabajado para la pelea
madruga y danza
frente a los arenales de Barranco
Se mueve como dibujando
una rúbrica antigua, con esa gracia, y
sin embargo, está hiriendo, buscando el punto
de muerte
de su enemigo, el aire no, un invisible
de mil años.
Su enemigo ataca con movimientos de animales
agresivos
y el maestro los replica
en su carne: tigre, águila o serpiente van sucediéndose
en la infinita coreografía
de evitamientos y desplantes.
Ninguno vence nunca, ni él ni él,
y mañana volverán a enfrentarse.
-Usted ha supuesto que yo creo a mi adversario
cuando danzo- me dice el maestro.
Y niega, muy chino, y sólo dice: él me hace danzar a mí.
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José Watanabe
lunes, 1 de febrero de 2010
Palimpsesto
Te devuelvo el apócrifo vinillo
Griego como ese mar que tengo enfrente;
La sardina enlutada, grave el diente,
Enrojecido el áspero cuchillo.
Jubiloso el rumor del que trabaja
En silencio, resigno la ironía
Populosa en la torpe melodía,
La máscara te cubre la mortaja.
Podrás amontonar la enciclopedia
Vasta y superflua de quien lleva prisa
De eternidad para su demopedia.
Levanta a la soberbia un monumento
De sacro horror..(la mueca y la sonrisa)
Tú, el pendenciero vástago del cuento.
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Raúl Luis Castillo