martes, 20 de mayo de 2008

Luna hiena

Escribo en el mercado, en el camión, en la casa, en el auto, en la escuela, despierto, dormido, en vigilia, trastocado, calmo, distante, perdido, en las facturas, en el diario, en la mano, en la basura, en el menú, solo y acompañado, con lápiz, con pluma, con pintura o tinta china. Pero no se equivoquen. No es vocación ni talento ni disciplina ni manda ni karma ni ruego. Es un demonio que llevo dentro, inmune a las drogas y las oraciones, perdurable y difícil de acallar.


Luna hiena
Ea Pozoblock
Instituto Chihuahuense de la Cultura
Chihuahua, México, 2007

domingo, 11 de mayo de 2008

Amores de pocos minutos II


La solterona de la casa amarilla vivía sola, imaginando historias rosas, cuidando a los jóvenes vecinos pasar con sus novias para descubrirles el amor y sentirse princesa de un cuento lejano. Un cuento donde jamás se incluía, pero, sin embargo, la espiaba desde la página doce, donde habitaba otro vecino solitario, también soñador, pero menos aprensivo, quien atento la vigilaba, esperando el momento adecuado para aparecer "casualmente" y asaltarle el saludo o ayudarle con las compras.
Tanto tiempo pasó la solterona esperando ver llegar al amor en su puerta, cargado de bombones y rosas envueltas con celofán, para cantarle al oído y borrar su amargura; que finalmente cuando su vecino solitario se apareció el primer domingo de enero dando tres toquidos a las dos de la tarde, con su camisa blanca y un brillo nuevo en los ojos, sin bombones ni rosas, estirando hacia ella una taza de porcelana fina, no supo distinguirlo y le dijo que no, que no tenía azúcar para regalarle y además, en aquella casa no se comía pan. Y cerró para siempre su puerta en la nariz de aquel hombre que la hubiera llenado de hijos, y le habría presentado al amor en un cuento, al que ella le habría puesto punto final.

sábado, 3 de mayo de 2008

El aire de las cosas


La fragancia de la rosa, el destello
del rocío, la huella del que pasa
Como nube o río se fuga el día
como sombras del cuerpo desprendidas
La vida es un buen libro de fantasmas
El viento riza el agua de la fuente
y deslíe los rostros que refleja
El amor es un imperio de espuma
asentado sobre la arena
No es una la luna ni es el mismo
aquel que la contempla
Se extinguen las lámparas
se encienden los cigarros
Doy vuelta a la página y algo
me estremece:
es el tiempo que vuela
el aire de las cosas...



El aire de las cosas
Alfredo Espinosa
Instituto Chihuahuense de la Cultura
Chihuahua, México, 2004
Pág. 11

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