lunes, 13 de enero de 2014

Androfagia



Arañar la noche
deshacerse en aullidos
tocar la luna
desmoronarse…

Y tú que estabas lejos de pronto entras, callas, regalas tu sombra a un hambre vieja y suena la primera nota. Las manos se pierden en lo oscuro y tu nombre ya no es tuyo. La ciudad es un eco solitario, que vuelve a todos fantasmas. La penumbra devora las culpas nuevas y antiguas, mientras la luna te abraza en su seno. La lluvia es cómplice de tu huida, de mi invento, de los grillos amando en un rincón. La espera se resume entonces en un nido de suspiros, de mi mano, de mi cielo, en la noche, la luna, tu nombre…







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