martes, 26 de abril de 2011

Parque Lerdo


El Parque Lerdo nos acogió en la juventud del amor, o cuando creíamos que eso era el amor y no otra cosa. Ahí nos refugiamos del mundo, soñando que un día terminaríamos siendo sólo uno, y que la palabra final no existiría.

Ahí conoció mi piel unas manos distintas, y una sacudida que ya no provocaba miedo sino obsesión. Cuántas veces fuimos a inventar un viaje al cielo, a ensayarlo a medias en cada una de las bancas donde pega la sombra por las tardes. Ahí la lluvia nos envolvió algunas veces y subimos como niños al quiosco, para no mojarnos y mantener caliente el corazón.

Ahí en ese parque planeamos la boda, la casa y hasta el nombre de los hijos. Pero la boda pasó pronto, la casa se cayó, los hijos no llegaron. El tiempo pasó y nunca más el parque fue como entonces.

Ayer te vi de nuevo. Ibas de otra mano y con un sentir diferente, lleno de recuerdos distintos. Diez años más sobre tu cuerpo y ahora sí estoy segura de que cuando vuelva a sentarme en esta banca del Parque Lerdo, ya no me sentiré igual…

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