miércoles, 26 de marzo de 2014

Esos nueve días...



-Aquí traigo todas tus cosas.
-Mi toalla de los Simpson…
A veces se dicen muchas pendejadas, pero pocas veces se puede culpar a la epidural. De antemano sabía que este 14 de febrero sería diferente. Llegué, ahora sí, puntual a la cita, muy valiente yo sola, muy obediente sin celular, muy afortunada con apenas siete pesos en la bolsa, que me permitieron hablarle a mi papá para que regresara a entregarme y recoger mi ropa. Con lo inesperado, seguro olvidó que le dijeron que ahí mismo debía permanecer al día siguiente desde las dos de la tarde, cuando daría inicio la cirugía, mi tercera cirugía, y no dar vueltas y vueltas de un módulo a otro, preguntando por mí sin encontrarme, y sin dejarse ser encontrado cuando con emergencia, preguntaban por un familiar. Gracias a dios Lily, quien me dijo que me buscaría tras la cirugía, estaba ahí y fue ella la que firmó cuando así fue requerido.

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