miércoles, 18 de junio de 2008

Amores de pocos minutos III


El amor cuando llega te encuentra desvalido, pero dispuesto y te envuelve en una cuenta que te estremece de pies a cabeza y te hace volar: uno, la miras; dos, la besas; tres, todo es luz; cuatro, lo demás no importa; cinco, se acomodan el uno sobre el otro; seis, la vuelves a besar; siete, los pájaros cantan y te vuelves cursi; ocho: ¡¡MAAAAAAAAMBO!!!! Y entonces comienzas a bailar en una danza erótica y sublime que te da la sensación de que jamás volverás a perder la cuenta...
Pero cuando el amor se termina, te golpea y te derriba sin defensa alguna; y sin cuenta de protección, te destroza el alma y todo lo que ahí se encuentre.
El corazón, vulnerable ahora, también participa en ese nocaut. Recibes el golpe y caes lentamente: uno, cierras los ojos; dos, su imagen se vuelve borrosa; tres, sonríes sonámbulo; cuatro, no sientes las manos; cinco, sólo los pies correr; seis, empiezas a pensar; siete, levantas la cabeza; ocho, la ves tal como es; nueve, te asusta lo que ves; diez, has despertado y el amor ya se fue.

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